Por MANUEL PÉREZ YRUELA. Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC), Córdoba
Hasta fechas relativamente recientes Andalucía ha tenido problemas que, además de retardar su desarrollo, han dejado secuelas que llegan hasta la actualidad, y condicionarán durante algún tiempo su desarrollo futuro. Frente a esto en los últimos veinte años se han resuelto parte importante de los problemas históricos, pese a quedar otros por resolver. Estos logros recientes son quizás los primeros que la sociedad andaluza puede poner en el activo de sus propias realizaciones, compensando las frustraciones del pasado y elevando la valoración que los andaluces tienen de su situación actual. No obstante, los problemas pendientes de resolver y los efectos que aún perduran de antiguos problemas se entrecruzan hoy en Andalucía con estos logros, creando una peculiar y compleja situación que no es fácil de comprender. Para llevar a cabo este ejercicio de comprensión, es importante reflexionar y sopesar cuidadosamente en qué medida influye cada uno de esos tres aspectos en los rasgos que caracterizan a la sociedad andaluza actual. De lo que resulte de ese ejercicio dependerá que se acierte más o menos tanto en el diagnóstico sobre la situación actual, como en las iniciativas que se tomen para que la sociedad andaluza siga progresando. A tal ejercicio intenta contribuir este trabajo.
Si se me permite el juego de palabras, para empezar el análisis conviene hacer referencia a un cambio que afecta al contenido mismo de los estudios sobre el cambio de la sociedad andaluza. Consiste este cambio en que los estudios más recientes ya no se dedican tanto a poner de manifiesto las diferencias que existen en Andalucía respecto a otras partes de su entorno nacional o internacional, como a constatar las similitudes, que son ya tantas o más que las diferencias. En otras palabras, consiste también en que se interpretan las diferencias en un contexto de normalidad, pues ya no parecen de magnitud y alcance tal que impidan considerar a Andalucía como una parte más de su entorno, en más o menos igualdad de condiciones con él. Tales diferencias se ven más bien como cuestiones de grado que pueden superarse, que no separan ya de forma irreversible
a nuestra Comunidad Autónoma hasta el punto de hacerla algo distinto y aparte.
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