Por ANTONIO NARBONA
Con hablar, exclusiva capacidad humana, hemos ido acuñando expresiones
que acaban convertidas en ‘frases hechas’: hablar por hablar, hablar por los codos, hablar sin saber, dar que hablar… Pese a que en esta época de las fake news y de la ‘postverdad’ diálogo es la palabra más usada ( junto a consenso, inalcanzable sin dialogar) por los políticos y los ciudadanos no paramos de hablar (ya casi tanto ‘por escrito’ como oralmente), los primeros no se entienden (hasta los debates de campañas electorales saltan por los aires), y en ciertos mensajes de los segundos bien poco hay que entender. De manera que también hablando se entiende la gente se está quedando sin contenido.
¿Qué se entiende por entender(se)? ¿entienden todos de igual modo una misma expresión? El comportamiento lingüístico de los miembros de una comunidad idiomática varía notablemente, pues muy distintas son las circunstancias en que se desarrolla la competencia oral y escrita de cada uno de ellos. Y menos mal que la educación se encarga de atenuar algunas de las desigualdades y desequilibrios sociales.
Este artículo salió publicado en ABC Sevilla el 1 de mayo de 2021
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